El otro día, dialogando con la profe que acompaña mis prácticas, hablando de los estudiantes, de la convivencia, de los contenidos, del curriculum, del aula, de la clase... uff... de mil cosas a la vez, pensábamos y problematizábamos un poco acerca de qué hace la escuela en estos tiempos, qué debería hacer, qué seria lo justo, qué seria lo "útil", qué sería aquello que la escuela debe ofrecer en estos tiempos de la gran des-vinculación social, de la persistente injusticia escolar y social, de las emergentes y complejas subjetividades juveniles e infantiles. En fin, millones de preguntas... y la única hipótesis que pudimos construir al respecto, en ese diálogo, tenia que ver con el juego de opuestos entre formar vs. informar. Porque a veces percibimos que, en mucho de aquello, acerca de lo que se hace hincapié en la escuela o sobre ella, se impone el informar más que el formar, porque formar en realidad tendría que estar vinculado a: pensar con tiempo, sin apuros y estandarizaciones; es decir, tendría que ver con la insistencia y persistencia respecto de procesos de enseñanza comprometidos con la construcción de una ciudadanía efectiva y sustantiva que posibilite y habilite pensar en el otro y con en el otro en el mundo, ponérselo en común, sentirse parte del mismo, encontrarse para pensarlo y en ese encuentro comunicarse y convivir, desde la construcción colectiva de verdaderos diálogos. En este sentido, viene bien recuperar las palabras de Jesús Martín Barbero(2003:34), cuando dice: “dialogar es arriesgar una palabra al encuentro no de una resonancia, de un eco de si mima, sino de otra palabra, de la respuesta de otro, (...) dialogar es descubrir en la trama de nuestro propio ser la presencia de los lazos sociales que nos sostienen. Es echar los cimientos a una posesión colectiva, comunitaria, del mundo”. Es por todo ello, que consideramos, en aquel diálogo con la docente que participa y acompaña estas prácticas que, sólo en la base de estos procesos de enseñanza, que se impliquen con la construcción dialógica, seria posible que en la escuela se instituya esto de ponerse en común el mundo, y que a partir de ello uno pueda comprometerse en enseñar y aprender biología, física, lengua, música o formación ética y ciudadana...
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